Siempre fuimos primos de las fiestas, pero cada fiesta con él era una sorpresa.Tenemos una prima, Analía, que de pequeños era la reina de la fiesta, la que recitaba poesías con voz de niña adulta, en castellano y en inglés, la que cantaba con voz de Shirley Temple todas las canciones de moda y las populares. Claro, todos queríamos ser protagonistas en esas fiestas y parecer un poco artístas también, entonces él, en una de esas fiestas de mesas largas, cuando la gran artísta amenizaba a todas las tías, se clavó en el centro de la mesa y comenzó a cantar a los gritos, Camelia, Camelia, Cameliaaa, Camelia de mi corazónnnnnnnnnn.
jueves, 30 de diciembre de 2010
Mi primo el alto
Siempre fuimos primos de las fiestas, pero cada fiesta con él era una sorpresa.Tenemos una prima, Analía, que de pequeños era la reina de la fiesta, la que recitaba poesías con voz de niña adulta, en castellano y en inglés, la que cantaba con voz de Shirley Temple todas las canciones de moda y las populares. Claro, todos queríamos ser protagonistas en esas fiestas y parecer un poco artístas también, entonces él, en una de esas fiestas de mesas largas, cuando la gran artísta amenizaba a todas las tías, se clavó en el centro de la mesa y comenzó a cantar a los gritos, Camelia, Camelia, Cameliaaa, Camelia de mi corazónnnnnnnnnn.
martes, 28 de diciembre de 2010
cerdeña 2009
lunes, 27 de diciembre de 2010
North Point's iBand
jueves, 23 de diciembre de 2010
Versión Navideña
Spaghettis Carbonara de la Pepo
Hoy, mi amiga Pepo me recibe a las dos en punto, ni antes ni después, en su casa de Castellón, a comer unos Spaghettis carbonara de su propia culinaria.
martes, 21 de diciembre de 2010
DosKokos.com
domingo, 19 de diciembre de 2010
Cena de Navidad +de30
viernes, 17 de diciembre de 2010
Que ochenta años no es nada...
jueves, 16 de diciembre de 2010
Música en el aire
martes, 14 de diciembre de 2010
Tartas con amor
Mi sueño ha sido desde siempre tener una empresa que se llame "La casa de la risa", un sitio donde la gente fuera solamente a pasar un buen rato, una especie de jardín de infantes para adultos; aún no se ha dado, solamente en mi casa, para mis amigos.
Tendresa - Ternura
Ternura - Tendresa from Verito Monetta on Vimeo.
Hace casi siete años la ternura llegó a mi vida. Llegó junto con un bolso de tela deshilachada, verde hoja, colgado en bandolera hacia el lado izquierdo, qué menos, y que al caminar hacía música con el golpeteo de libros, cds, lápices de ikea y una libreta de ahorro casi vacía de tinta.
Fresco, con aroma de Nenuco mezclado con agua de piscina, un andar fuerte y atolondrado a la vez, mirada gris suavecito con chispas de menta, como mi porta cosméticos o como el gatito de Shrek cuando los junta para que no le puedas negar nada; unas manos de dibujar globos de helio, cajas de caramelos sugus y cintas saltarinas con granos de arroz; no pude resistirme y le agarré una... hasta hoy no la he soltado.
Tuve que mirar hacia arriba para seguirle la mirada, y eso me encantó, me sentí protegida en menos de cinco minutos; con su conversación me acarició, me envolvió y en un momento hasta me ahorcó porque no paraba de hablar (efectos del antihistamínico), pero quedé hipnotizada.
Me enamoré de su bolsita de nueces y almendras tostadas sin sal de las mañanas, su café con leche frío con Nescafé Colombia, su pasión por el agua de mar, de la ducha, de la piscina y embotellada; su sentido común, inteligencia emocional y su cadera. Me hechiza cuando por las mañanas me enciende la tele para que no me pierda el Xai Shaun y vea un capítulo de Doraemon, me masajea las lumbares con su mano artista y me hace "la cuquetadellum" con el nórdico para que no tenga frío.
Ama el sol, la playa y la fotografía; tiene una caja de lápices multicolor de CocaCola en su mesa de trabajo y a la hora de la comida me llama por el Skype para mirarnos un rato.
Miramos películas a medias, me lee noticias que le interesan, ama a los seres vivos, me ayuda a que mire a las verduras con otros ojos y a que cuando paso por la góndola de los embutidos pase de largo.
Me regaló una muñequita de Sherezade, un hada azul, un perfume, una nintendo y sé que le ha costado porque es muy amarrete, pero ¿quién puede pedir algo más cuando tiene la casa llena de ternura?.
Tantas cosas que se quedarán en este teclado porque no las quiero contar, porque las guardo en mi nido de secretos íntimos, mi caja rosa de cosas maravillosas y mías.
Ternura.
lunes, 13 de diciembre de 2010
Soy tuyo
Soy Tuyo from Verito Monetta on Vimeo.
Y que viva el amor, qué cojones!!!!!!. Este va para todos los enamorados de la red, en especial para mi Xavito.
Amigos Sorolla
Amigos Sorolla from Verito Monetta on Vimeo.
Una hermosa mañana de otoño, Xavi y Max (nuestro sobrino hijo postizo), no pudieron resistirse a la tentación de un baño mediterráneo, a dibujar en la arena húmeda los barcos del abuelo y la familia tripulando el navío.
Mientras yo me realizaba como madre esperando con una papa frita en la mano cada vez que Max tenía hambre, más que madre consentí como abuela, ellos salpicaron de alegría la playa Els terrers de Benicàssim, con la mirada sorprendida de dos pescadores que no parpadeaban asombrados por tal acto heroico.
El Gordo José
El trabajo de mi vida existió. A mi pimpollo no le gusta que hable en pasado porque dice que denota tristeza. A mi en cambio, me inserta en un estado de alegría profunda, de sensación de bienestar. Algún día les contaré sobre ese trabajo. Hoy sólo me dedicaré a contarles la historia de un personaje que marcó mi vida con tinta de ternura, con trazos de entrañable color, con rasgos de cariño inolvidable.
El gordo José, mi jefe, el que nos ponía las pilas en una Clínica de Rehabilitación traumatológica y neurológica del barrio de Flores, en Buenos Aires. Como les decía, el trabajo de mi vida.
La palabra jefe, recordando a José, se hace amable, no suena dura, no infunde miedo, no impone obligación sin ganas.
El gordo José, aparecía a las nueve de la mañana, cuando nosotros hacía una hora ya que estabamos atendiendo viejitos. Se había ganado nuestros cuidados intensivos. Cada día, antes de que entrara en su despacho, Alba, o Alzbeta para mí, la doctora Stella y yo, tendíamos en su escritorio una mesa, a modo de pic-nic, con su yogur, el té en hebras que le preparaba Nina la cocinera, y unas galletitas integrales que yo compraba en el super al lado de mi casa, para que José, al llegar, se apoltronara y no comiera otra cosa. Teníamos un plan de dieta impecable que olvidaba a la hora de la cena, cuando se sumergía en un plato rebozante de spaghetti, según nos contaba sin vergüenzas, al día siguiente. Todos los martes y jueves, lo pesaba, teníamos que bajar la balanza de ciento treinta. Una vez lo conseguimos, sólo una vez, llegamos a ciento diez.
A mi me llamaba Monetta, y teníamos una bonita forma de comunicarnos, de usted. Cuando alguna vez me tuteó, entendí perfectamente que estaba enojado conmigo. Entonces mi nivel de batería se quedaba a cero y él conseguía, con esa artimaña, ponerme en mi sitio.
La crisis argentina sacudía nuestra esperanza, no hacía excepción con la Clínica, no había dinero, o muy poco. Todos los finales de mes, con miradas cómplices, o con secretos que corrían por todos los pasillos del Centro, comentábamos el supuesto impago que tendríamos en nuestro haber. El gordo José se enfadaba muchísimo cuando llegaba a sus oídos el rumor de nuestra radio-pasillo, y si al final era cierto, lo primero que hacía era llamarnos uno por uno, y rebuscando en el bolsillo derecho de su camisa, repartía billetes que olían a poco valor, con su famosa frase, que imitabamos con frecuencia entre compañeros:
– ¿Te arreglás con treinta?
Pero ahí estaba él. Con poco o con mucho, siempre miraba por nosotros, sus cuasi hijos adoptivos, a los que cada tanto agasajaba con un asadito, que preparaba en el patio del fondo de la clínica, para diluir el malestar generado por el difícil momento económico.
El gordo José.
Me enseñó que la generosidad nunca es poca, que un desconocido siempre puede ser un amigo por cultivar; y aún sin vernos desde hace cuatro años, me sigue enseñando. José está haciendo pasteles y panes en Pordenone, un pueblo del norte de Italia. Imagino a mi jefe en una escena de la película Charlie y la fábrica de Chocolate, cocinando con amor y cuidado. Lo extraño.
jueves, 9 de diciembre de 2010
Barrilito de cerveza
Con Xavito llevamos un ranking de temas que nos hacen discutir, y al cerrar la estadística los cómputos nos dicen que el tema dinero es el mayor enemigo a la hora de la tertulia en la familia vaguitos.
Inesperadamente nos surgen problemas de adultos, de esos que siempre vimos resolver a nuestros padres con adultez y alguna que otra rencilla.
Ahora nos tocó a nosotros. Hemos detectado alguna que otra anomalía en nuestra nueva casa, soluciones a la mejor manera “lo atamo con alambre”, que poco a poco van saliendo a la luz. Nosotros queremos dejarlo bien, pero eso conlleva una serie de gastos que debemos asumir sin decir ni pío. La cuestión es que todo gasto es un posible ahorro si no lo hacemos.
Yo, que soy una gastadora compulsiva, cachivache que veo me lo quiero llevar a casa, entonces voy comprando cosas por ahí, todo útil por supuesto, y llego a casa con la sonrisa de oreja a oreja hasta que me topo con el cacique ahorrus cruzado de brazos y palmeando la planta del pié contra el suelo preguntándome para que demonios sirve el artilugio nuevo. Generalmente encuentro respuestas, y al final termina jugando más él que yo, tal es el caso del ordenador portátil que competía con su flamante y blanco Mac, manzanita que terminó por dejar dentro de un cajón de casa.
El último ejemplo para afianzar mi teoría, es mi reciente buena compra. El finde pasado ha llegado de Palma el hermano de Xavito, Juanito, junto a sus dos nenas, dejando a su mami en casa pintando y llorando a moco tendido. Esto viene a cuento porque junto con los tres Palmeritos vinieron los demás hermanos, sobrinos y cuñados a festejar esa navidad que en diciembre se queda a medias, en nuestra veraniega terraza, parecía la navidad de Buenos Aires, con treinta y cinco grados de calor y comiendo turrones. Una maravilla.
Con tanta gente en casa, es normal salir a hacer una compra al súper para rebozar alacenas y dejar pipones a los comensales, que no falte nada, que se vayan con la panza llena y el corazón contento, o mejor dicho con un poco más de colesterol. En fin, agarre mi C2, tiré los asientos para adelante, a modo furgonetita y me fui a Mercadona. Me surtí de todo lo posible y de pronto veo que en una de las góndolas, un artilugio color esmeralda y plata me llama, hace tiempo que lo tenía visto y no se presentaba la ocasión. Mira tú por donde me sale esta oportunidad de llevar a casa el barrilito de Heineken que tira las cañas (chopp) como ninguno. Llamo a Xavito para pedirle que cuando llegue a casa baje alguien para ayudarme a subir sacos de material alimenticio y de paso le comento lo del barril. Mare meua o mamma mía, el oyente telefónico; para resumir su comentario, diré que le pareció una idea de merda,
- ¿para qué un barril de cinco litros si yo compré seis latas?
- ¿SEIS LATAS?
No se rían blogueros de la inocencia de mi purrete, que él lo decía con toda la convicción, con media docena haríamos el reparto de los panes y los peces para quince personas, pero les prometo que él estaba con todas las de la ley, seguro de sí mismo.
Duró este convencimiento hasta que tuvo al barrilito frente a él. La comitiva Portalés, Xavito, con Barres, el primo, y Rubén, el hermanito menor al frente de la misión “Destapando Cerveza”, vaso tras vaso, intercalando aceitunas partidas y papas García. El inservible barril minuto a minuto iba bajando de peso, como yo, vale decir que he bajado cuatro kilos ya, y en un momento el barril cantaba su vaciamiento y hacía eco.
- Verito, que bueno está el barrilito Decía Xavito con voz alegre,
- ¿has comprado sólo uno??
- Sí Kurrununi, ¿para qué más, si aún nos quedan seis latas?
En fin, ahora voy en búsqueda de los estores rojos, a ver si pasa lo mismo que con la cerveza. Ya les contaré como va la compra.
martes, 7 de diciembre de 2010
Hoy reunión de escalera...
La cuestión es que como aún no se han sumergido en el mundo de las computadoras y las ciberinformaciones, se comunican a través de carteles indiscutiblemente graciosos e imperativos que mi Xavito a decidido retratar porque merecen un post expresamente dedicada al comando “Abuelos en pro del orden”. Con ustedes, la muestra contundente.
viernes, 3 de diciembre de 2010
El cuaderno de la Srta. Alcira
Hoy es viernes, tengo mi día femenino a tope, y la verdad es que tengo ganas de irme a casa, trabajo tengo muchísimo pero la verdad es que estoy tan decepcionada que la frase "apaga y vámonos" es la que mejor me sienta.
Se acabó hasta la palabra escrita. Primitivamente, se utilizaba la palabra de honor como documento válido, si uno prometía algo a alguna persona se cumplía siempre, no se podía ni pensar que eso no sucedería, había una confianza ciega.
Hoy me estoy encontrando con todo lo contrario, la palabra de honor pasó a ser, "las palabras se las lleva el viento", y no sólo eso, lo escrito también.
Cuando yo estaba en el jardín de infantes, la señorita Alcira nos decía:
—Para mañana decirle a los papis que les pongan en la bolsita cinco pesos para la excursión de la semana que viene.Eso era sagrado, bastaba una palabra de la Mrs. Alcira para que al día siguiente todos tuviéramos el billetito dentro del cuaderno de comunicaciones. Había algunos, que no se acordaban, a esos, le ponía una notita de color verde en el cuaderno y se lo llevaban a casa. Cumplían también. Y los más perezosos, llevaban al fin la notita de color rojo, pero también llevaban los cinco pesitos al final.
¿Qué ha pasado blogueros míos, con las notitas de Alcira?, ¿ya no surten efecto?. Por qué no podemos manejarnos con el cuadernito de comunicaciones y probar de esa manera que, jugando, hasta las responsabilidades parecen menos duras.
Voto por volver a llevar todos el guardapolvo a cuadrillé durante un tiempo, recordar nuestras enseñanzas del parvulario (jardín de infantes), la primera vez que tuvimos que practicar con el triangulito y los toc toc, nuestro primer vaso de yogur pegado con granitos de arroz adentro, y que si no lo preparábamos nos quedábamos sin jugar, sin actuar, sin participar, sin disfrutar, sólo porque no habíamos hecho nuestro trabajo.
Dejemos de pasar de todo lo que nos presiona y transformémoslo en el cuadernito de la señorita Alcira, les aseguro que esa agenda llena de saturación de trabajo que no se puede cumplir, pasará a ser una satisfacción diaria, llena de color y recursos para que las cosas nos salgan.
jueves, 2 de diciembre de 2010
Mi mamá, una Heidi Bonaerense en "La Capital".
Mi mamá nació en el campo, ella es una mezcla granos de trigo y leche de vaca, perfumada con eu de toillette de Yves Saint Laurent (el perfume París la vuelve loca); una señora servicial, curiosa y muy muy amistosa (aunque ella ignora esas cualidades, cree que no le es fácil hacer amigos...)
Nació en una ciudad -Pueblo bonaerense, que se llama "Las Flores", iba a decir el año de nacimiento pero creo que se enfadará conmigo, es muy coqueta, y como no aparenta la edad que tiene, se dá el "lujo" de bajarse una década.
Yo la llamo "SOL", porque es brillante, tiene luz y la sabe explotar, no para de hacer cursos de lo que se le cruza, ella puede hacer los mejores bordados sobre paños de colores y los transforma en almohadones, modifica una cortina y por resultado le dá un vestido de fiesta, del inglés se ocupó de saber más allá del "yes",la informática es un campo que ya no la doblega y ahora, lo que le faltaba, ¡¡¡está estudiando teatro!!!.
Esto es un capítulo nuevo que en mi puta vida (que no es lo mismo que vida de puta) pensé que lo iba a ver. Me explico: ella vivió siempre queriendo ser artísta, comenzó con su voz melodiosa y afinada cantando para sus dos orejas, las canciones de Lolita Torres, coplas españolas, que le quedaban como anillo al dedo, pero tenía una vergüenza absoluta. Quemó sus ansias de ser artísta casandose con un actor, mi papá, claro está. Cuando mi papá inclino sus aptitudes artísticas a la política, nací yo, una pequeña artista en potencia y como no, cantante. Se subió imaginariamente a todos mis escenarios y transpiraba todo el recital cantando como si fuera ella.
¿Qué pasó?. Yo me vine a España y mi papá ¿quién sabe en que piso de nubes andará?; entonces a ella le renació la artista, y ahí está, haciendo obras teatrales clásicas por el barrio, sin miedos, sin fármacos jejeje, ella solita interpretando y soltándo todo aquello que siempre soñó. Me encanta, me enorgullese porque es una luchadora, una incansable de la vida.
No es porque sea mi mamá pero es la mejor la cabrona, no le tiene miedo a nada, ella es quien me metió en el pensamiento metafísico y la que me inició en eso que hoy yo le llamo "jugar a vivir". Hizo que mi vida sea más fácil y como yo quiero, que no responsabilice a los demás de mis actos y me haga cargo de ellos sin quejas, es quien desde pequeña me hizo vivir la música, disfrutarla e incorporarla a mi vida como algo vital. Es mi mamá, ¿hace falta más?...
miércoles, 1 de diciembre de 2010
Lápices de colores
lunes, 29 de noviembre de 2010
Doña Nélida
Con su delantal a cuadros marrones y blancos, mirada pícara y andar bamboleante como de niño que recién da sus primeros pasos, mi abuela recorría ese infinito pasillo descubierto de la casa de Virgilio 715 con la pregunta, esperada por los nietos, asomando por la boca:
- ¿Quieren que haga fideos con manteca y tortilla de papas?
Un SÍ al unísono se escuchaba, y algún que otro pensamiento de los mayores que se percibía en el aire. Con cuatro huevos y un paquete de pasta seca hacía un banquete como para veinte. Nos juntábamos los hijos de seis, de los ocho hermanos de mi madre, así que entre cónyuges y crías había comensales por donde miraras. Sus ollas parecían no tener fin, Doña Nélida, siempre tenía un poquito más para repetir y que cada uno se fuera a su casa cenado y casi dormido con el arrullo de su nana que interpretaba antes de irnos.
María Santana encendé la vela,
y mirá quién anda por las escaleras
son los angelitos
que andan de carreras
despertando a Vero
para ir a la escuela.
Me acuerdo de muchas cosas, y suelo decir en miles de oportunidades ese como decía mi abuela que me ayuda a cerrar frases o darles sentido. No era una mujer de grandes enseñanzas teóricas, mi recuerdo de ella es de vivencias, de complicidad y carcajadas hasta hacernos pis encima. Con mi abuela estaba cuando me gané mi segunda escayola por patinar con un solo patín porque la otra pierna ya tenía su yeso adjudicado por una caída anterior. Mi madre trabajando en la pizzería, Diego y yo al cuidado de mi abuela, y mis patines escondidos en la mochila de quedarme a dormir en su casa. Insistí tanto que al fin, la abu, me dejó ponerme el patín y así fue como terminó agarrándose la cabeza y gritando ¡Olga me mata!. El berrinche se le pasó muy rápido, al minuto de verme convaleciente y con mis dos piernas blancas y duras se le aflojó el corazón y se le volvió a poner con sabor a flan.
Pasamos esa noche las dos en la misma cama, contándonos batallitas hasta muy tarde, bueno, hasta que su voz se ponía ronca y su respiración comenzaba a ser un rugido, ese era el toque de queda.
De mi abuela tengo el mejor recuerdo, desde ir en puntas de pié con un balde lleno de agua para despertar a mi primo Sergio, hasta juntar las monedas para jugarse un numeríto en la quiniela. De esperar la hora de ir al almacén de Don Manuel para volver con los bolsillos llenos de caramelos masticables y de las horas sentadas en el umbral de la puerta las noches de verano.
Podría escribir un libro lleno de anécdotas, recuerdos entrañables y aventuras peligrosas, pero con ésta reseña abreviada les presento una parte más de mí. Y como decía mi abuela, lo bueno viene en frasco chico.
¿El cerebro es como el apéndice?
Según Voltaire, Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido, con lo que deduzco que todo lo que nos pasa y no sabemos por qué, al final, es por algo.
Últimamente, mis oídos piden a gritos ser sordos ante frases, que intento superar, como, por culpa de, tú me lo dijiste, por qué todo me pasa a mí, será casualidad y argumentos por el estilo, salidos siempre de la boca de los mismos personajes, con lo que la frase del filósofo me ronda en la cabeza constantemente.
Me gustaría plantearles estas cuestiones:
— ¿Casualidad?, ¿No pensás que estás ante un fenómeno desconocido que sos vos mismo?, ¿No será que desconocés tus posibilidades de equivocarte sin que eso signifique una catástrofe?, ¿Tanto te cuesta decirme equivoqué?.
Pero no lo hago, porque como decía Doña Nélida, mi abuela, prefiero no gastar pólvora en chimangos, ave que tiene el apetito de los buitres, la ferocidad de los halcones y la agilidad de las aves marinas. Esa criaturita se come todo lo que encuentra, y también lo que le pueda robar a cualquier otra compañera.
Entonces pienso, un poco más, hasta donde mi humilde cabeza puede llegar, y me digo que la filosofía, para una inmensa mayoría, es material descartable. Es decir, que su pensamiento caduca como un yogur y se tira sin abrir por la alcantarilla. Alguien me dijo que el apéndice, se extirpaba porque no servía para nada, y eso no es cierto. Ahora, yo me pregunto, estos cerebros caducados, ¿no merecerían ser sometidos a cirugía?
¿Ustedes saben, blogueros míos, la cantidad de pensamiento que descartamos sin reciclar?.
A todo esto, no estoy hablando de mí, parece que todo el tiempo esté acusando sin mirar para adentro, pero no mis queridos bloguers, estoy implicada en esta guerra filosófica, yo también me he escuchado varias veces, cosa que me preocupa una miqueta, decir algún yo no fuí y mirar hacia el techo silbando.
¿No será que al final Voltaire estaba un poco crazy y me embaucó en esto de pensar, siendo que es tan cómodo no sentirse dominado por el cerebro?
Estoy hecha un lío, pero tanto para los que necesitamos pensar, como para los que no, el mensaje es el siguiente. Sólo en este caso explicaré lo que quiero decir, porque Xavito dice que me excedo en detalles:
No está demás utilizar la cabeza al menos tres veces al día, a saber: antes de salir de casa, saber fehacientemente que estamos en condiciones de tratar con seres humanos; mientras tomamos decisiones o acusaciones en el trabajo, es decir, cuando aplicamos las frases anteriormente mencionadas, y al llegar a casa, ser capaces de crear día a día un ambiente de armonía y creatividad.
Pues nada, LA CULPA LA TIENE VOLTAIRE.
Mi vida es un tango aflamencado
Xavito está cocinando una de esas paellas al mejor estilo risotto dominguero que tan bien sabe hacer.
Mientras escucho una selección de grandes éxitos de Sabina, me acuerdo de Dany, justo cuando me pongo a escribir, comienza a rodar “Pongamos que hablo de Madrid”, él es un fanático empedernido de la Capital, camina sus calles como paseando por Plaza de Mayo, la Gran Vía es su cuna y Chueca su guarida.
Pienso muy seguido en lo que hubiera pasado si en lugar de una maleta marca exilio hubieran sido dos. Una con cara de susto, con barba y bigotes ocultando un semblante de pánico y placer a la vez, y la otra con sonrisa constante cubriendo el mismo sentimiento pero sin que nadie lo intuya.
Solo una maleta se vino a España, con millones de dudas, miles de certezas y unas ganas enormes de comenzar de cero, de desplegar las alas aprendiendo a volar otra vez, pero como pájaro huérfano, sin unos papás que me dieran a comer en el pico. Maravillosa, incomparable experiencia de la que no me quiero bajar, el vuelo es pacífico y placentero. Tan apacible que me encuentra en una terraza donde la brisa te renueva el cerebro, te seca la transpiración y te barre las colillas de viejos cigarrillos fumados que aún rondan por este cenicero de ideas truncas que a veces se dejan ver.
No me imagino en otro sitio que no sea este, el del atún con salsa verde que llega a nuestra mesa el sábado por la noche, el de las copas que suenan a campanas del Sacratísimo corazón de Jesús un domingo, llamando a misa de once. No me marea el placer, no tengo amnesia de mi Buenos Aires, ni de los mates con pizza fría en compañía de los míos. El placer es el mismo. El matiz lo pone la compañía. Años de soledad de hombre, de paredes de hierro para evitar que me descubran. Ahora que he entregado la llave de mi alma, que he indicado el camino hacia mi almohada, el placer es diferente, huele a paella con dulce de leche, a mezcla extraña pero benditamente armonizada con especias que dan el punto exacto.
¡Yo no me bajo ostia!. En Argentina, mis amigos me dirían que estoy en una nube de pedos, y esa es una expresión buena, explica un estado de nirvana, de algarabía constante, de neurona amarihuanada.
Huele bien en esta casa, el hornillo hoy sahuma hierbabuena, las cortinas color sol de mediodía se posan sobre el teclado pidiendo que abandone esta escritura, me acarician la cara y se van. Ahora suena Manu Guix, “En tres minuts”, la estamos ensayando con mi músico privado, el con su guitarra acústica y yo con mi voz. Mi primera canción en catalán, con acento argentino y alma universal, me encanta, me integra. En la primera reunión en casa de amigos la cantaré para robar una aprobación al público.
Me gusta ser aprobada, es parte de mi inseguridad segura, arriba del escenario siento que con facilidad se puede ser de aquí, de allá, del mundo, sin necesidad de luchar por tierras, y por todos esos motivos por los que se batalla constantemente. Ayer, mientras Xavito mojaba el pan en la salsita de perejil, limón y ajo, surgió este tema, el de las invasiones y los invadidos, tema que ignoro olímpicamente cuando se debate en reuniones de sabios, y que me explayo cuando hablo con mi oyente cercano y pensante, que aunque no coincide conmigo me respeta y alguna que otra vez hace suyas mis palabras.
Ummmmm..... como dicen las señoras Castelloneras, huele que alimenta fillia meva, he ido a ver como va la gastronomía de mi chico, y me caí de culo, así que dejaré de filosofar y colaboraré aposentando los individuales chinos de junco joven rojo, unos cubiertos de plástico del Ikea para no raspar el teflón de la paella, y nos sentaremos a disfrutar, un poco más.
Me ha llamado mi mamá, problemas, tiene una inflamación sacroilíaca y está haciendo reposo por orden del galeno, espero que se cure prontito, un poco de mimos y alguna inyección mágica y otra vez de pié, ella es un roble y no le gusta estar en la cama, además les tengo prohibido que se pongan mal hasta que vaya en diciembre, no sea cosa que todos mis viajes sean de carácter ambulancia. No es posible.
domingo, 28 de noviembre de 2010
Nintendo por dos
Domingo filosófico
Sentados en la terraza del quinto sin ascensor, disfrutando de un sol radiante, que hace que nos miremos con un ojo, con 7º reales (20º de sensación térmica), filosofamos sobre la actitud positiva mi Xavito y yo mientras Diego y Dany (nuestros hijitos peludos) nos miran con admiración y esperando sus almendras peladas.
sábado, 27 de noviembre de 2010
Colores
Desde la terraza de mi casa veo el mar cambiando el color. De negro carbón, a gris plata. Viajando desde la oscura madrugada, observas cómo se pinta de azules pálidos este lienzo, buscando el día, hasta que un fuego intenso añade a esta paleta divina, rosados y magentas. Son apenas unos instantes, un impás, una espera sosegada. Los cálidos se tornan fríos turquesas al apagarse, y viran apastelados jugando entre azules, como un viejo cuadro de Monet. Acaba de sonar el despertador fiel que anuncia las mañanas de laburo. Pero el guirigay que tenemos formado en los jardines se anticipa al gallito digital. Enciendo la jornada con energía, escuchando una coral polifónica de mirlos, vencejos, y gorriones. Puede ser que el mundo esté preparando esta función en exclusiva. Es el estreno de una nueva película.
Recostada en el sofá cama del salón de mi casa en Benicassim veo la luz.
viernes, 26 de noviembre de 2010
Bocadillo de ternura
Xavito en la cocina, haciendo combinaciones de dulce de membrillo con lechuga, me encanta verlo, un vendaval de aromas mezclados.Adoro sus movimientos, diseña su bocadillo con arte, me susurra que me quiere y sigue su camino.
No sabe lo que hago, no sabe que mi mente le reverencia cada uno de sus pasos.Me gusta su ropa arrugada y su bolsito con libros y cds.Admiro su desparpajo y su mente roja, adoro su corazón de sentimientos pop con mariposas.Lo amo.
Y ahora Community Manager
He transitado por el mundo de los escenarios de la canción, de la administración, las sillas de rueda, las camillas, el fondant de nubes, los aceites esenciales y los ungüentos antidolores, pero toda mi vida, mientras tanto, giraba en torno a un ordenador. El que me dice la hora, el que me lleva de compras al súper, a la zapatería y hasta a la lencería; me controla mis cuentas en el banco, me comunica con mi familia en Argentina y me indica qué camino es el más adecuado para llegar a destino.
Mi lista de blogs
Bienvenidos a mi caja con ventanas
Mis cosas queridas
El mate en la terraza
Cosas favoritas
- Hacer fotos cuádruples con mis amigos y el Photo Booth
- Mi vida 2.0
- retocar mis fotos con el editor del IPhoto
- dormir abrazada a mi amor con la tele encendida
- una copa de vino con un trozo de queso
- pasear debajo de la lluvia
- tocar las hojas de albahaca y olerme los dedos.
- unas patatas fritas y una clara de limón en el Nou Café (Benicàssim)
- comer ensalada de pasta
- Ver pelis en el IMac
- escuchar música del Spotify
- respirar la brisa cargada de sal
- escuchar el sonido del agua del mar
- tomar sol en la playa
- ver como crecen mis tomates en la terraza
- un mate mirando el mar
- El libro la elegancia del erizo