lunes, 29 de noviembre de 2010

Doña Nélida

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Con su delantal a cuadros marrones y blancos, mirada pícara y andar bamboleante como de niño que recién da sus primeros pasos, mi abuela recorría ese infinito pasillo descubierto de la casa de Virgilio 715 con la pregunta, esperada por los nietos, asomando por la boca:

- ¿Quieren que haga fideos con manteca y tortilla de papas?

Un SÍ al unísono se escuchaba, y algún que otro pensamiento de los mayores que se percibía en el aire. Con cuatro huevos y un paquete de pasta seca hacía un banquete como para veinte. Nos juntábamos los hijos de seis, de los ocho hermanos de mi madre, así que entre cónyuges y crías había comensales por donde miraras. Sus ollas parecían no tener fin, Doña Nélida, siempre tenía un poquito más para repetir y que cada uno se fuera a su casa cenado y casi dormido con el arrullo de su nana que interpretaba antes de irnos.

María Santana encendé la vela,
y mirá quién anda por las escaleras
son los angelitos
que andan de carreras
despertando a Vero
para ir a la escuela.

Me acuerdo de muchas cosas, y suelo decir en miles de oportunidades ese como decía mi abuela que me ayuda a cerrar frases o darles sentido. No era una mujer de grandes enseñanzas teóricas, mi recuerdo de ella es de vivencias, de complicidad y carcajadas hasta hacernos pis encima. Con mi abuela estaba cuando me gané mi segunda escayola por patinar con un solo patín porque la otra pierna ya tenía su yeso adjudicado por una caída anterior. Mi madre trabajando en la pizzería, Diego y yo al cuidado de mi abuela, y mis patines escondidos en la mochila de quedarme a dormir en su casa. Insistí tanto que al fin, la abu, me dejó ponerme el patín y así fue como terminó agarrándose la cabeza y gritando ¡Olga me mata!. El berrinche se le pasó muy rápido, al minuto de verme convaleciente y con mis dos piernas blancas y duras se le aflojó el corazón y se le volvió a poner con sabor a flan.

Pasamos esa noche las dos en la misma cama, contándonos batallitas hasta muy tarde, bueno, hasta que su voz se ponía ronca y su respiración comenzaba a ser un rugido, ese era el toque de queda.

De mi abuela tengo el mejor recuerdo, desde ir en puntas de pié con un balde lleno de agua para despertar a mi primo Sergio, hasta juntar las monedas para jugarse un numeríto en la quiniela. De esperar la hora de ir al almacén de Don Manuel para volver con los bolsillos llenos de caramelos masticables y de las horas sentadas en el umbral de la puerta las noches de verano.

Podría escribir un libro lleno de anécdotas, recuerdos entrañables y aventuras peligrosas, pero con ésta reseña abreviada les presento una parte más de mí. Y como decía mi abuela, lo bueno viene en frasco chico.
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¿El cerebro es como el apéndice?

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Según Voltaire, Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido, con lo que deduzco que todo lo que nos pasa y no sabemos por qué, al final, es por algo.

Últimamente, mis oídos piden a gritos ser sordos ante frases, que intento superar, como, por culpa de, tú me lo dijiste, por qué todo me pasa a mí, será casualidad y argumentos por el estilo, salidos siempre de la boca de los mismos personajes, con lo que la frase del filósofo me ronda en la cabeza constantemente.

Me gustaría plantearles estas cuestiones:

— ¿Casualidad?, ¿No pensás que estás ante un fenómeno desconocido que sos vos mismo?, ¿No será que desconocés tus posibilidades de equivocarte sin que eso signifique una catástrofe?, ¿Tanto te cuesta decirme equivoqué?.

Pero no lo hago, porque como decía Doña Nélida, mi abuela, prefiero no gastar pólvora en chimangos, ave que tiene el apetito de los buitres, la ferocidad de los halcones y la agilidad de las aves marinas. Esa criaturita se come todo lo que encuentra, y también lo que le pueda robar a cualquier otra compañera.

Entonces pienso, un poco más, hasta donde mi humilde cabeza puede llegar, y me digo que la filosofía, para una inmensa mayoría, es material descartable. Es decir, que su pensamiento caduca como un yogur y se tira sin abrir por la alcantarilla. Alguien me dijo que el apéndice, se extirpaba porque no servía para nada, y eso no es cierto. Ahora, yo me pregunto, estos cerebros caducados, ¿no merecerían ser sometidos a cirugía?

¿Ustedes saben, blogueros míos, la cantidad de pensamiento que descartamos sin reciclar?.

A todo esto, no estoy hablando de mí, parece que todo el tiempo esté acusando sin mirar para adentro, pero no mis queridos bloguers, estoy implicada en esta guerra filosófica, yo también me he escuchado varias veces, cosa que me preocupa una miqueta, decir algún yo no fuí y mirar hacia el techo silbando.

¿No será que al final Voltaire estaba un poco crazy y me embaucó en esto de pensar, siendo que es tan cómodo no sentirse dominado por el cerebro?

Estoy hecha un lío, pero tanto para los que necesitamos pensar, como para los que no, el mensaje es el siguiente. Sólo en este caso explicaré lo que quiero decir, porque Xavito dice que me excedo en detalles:

No está demás utilizar la cabeza al menos tres veces al día, a saber: antes de salir de casa, saber fehacientemente que estamos en condiciones de tratar con seres humanos; mientras tomamos decisiones o acusaciones en el trabajo, es decir, cuando aplicamos las frases anteriormente mencionadas, y al llegar a casa, ser capaces de crear día a día un ambiente de armonía y creatividad.

Pues nada, LA CULPA LA TIENE VOLTAIRE.
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Mi vida es un tango aflamencado

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Xavito está cocinando una de esas paellas al mejor estilo risotto dominguero que tan bien sabe hacer.

Mientras escucho una selección de grandes éxitos de Sabina, me acuerdo de Dany, justo cuando me pongo a escribir, comienza a rodar “Pongamos que hablo de Madrid”, él es un fanático empedernido de la Capital, camina sus calles como paseando por Plaza de Mayo, la Gran Vía es su cuna y Chueca su guarida.

Pienso muy seguido en lo que hubiera pasado si en lugar de una maleta marca exilio hubieran sido dos. Una con cara de susto, con barba y bigotes ocultando un semblante de pánico y placer a la vez, y la otra con sonrisa constante cubriendo el mismo sentimiento pero sin que nadie lo intuya.

Solo una maleta se vino a España, con millones de dudas, miles de certezas y unas ganas enormes de comenzar de cero, de desplegar las alas aprendiendo a volar otra vez, pero como pájaro huérfano, sin unos papás que me dieran a comer en el pico. Maravillosa, incomparable experiencia de la que no me quiero bajar, el vuelo es pacífico y placentero. Tan apacible que me encuentra en una terraza donde la brisa te renueva el cerebro, te seca la transpiración y te barre las colillas de viejos cigarrillos fumados que aún rondan por este cenicero de ideas truncas que a veces se dejan ver.

No me imagino en otro sitio que no sea este, el del atún con salsa verde que llega a nuestra mesa el sábado por la noche, el de las copas que suenan a campanas del Sacratísimo corazón de Jesús un domingo, llamando a misa de once. No me marea el placer, no tengo amnesia de mi Buenos Aires, ni de los mates con pizza fría en compañía de los míos. El placer es el mismo. El matiz lo pone la compañía. Años de soledad de hombre, de paredes de hierro para evitar que me descubran. Ahora que he entregado la llave de mi alma, que he indicado el camino hacia mi almohada, el placer es diferente, huele a paella con dulce de leche, a mezcla extraña pero benditamente armonizada con especias que dan el punto exacto.

¡Yo no me bajo ostia!. En Argentina, mis amigos me dirían que estoy en una nube de pedos, y esa es una expresión buena, explica un estado de nirvana, de algarabía constante, de neurona amarihuanada.

Huele bien en esta casa, el hornillo hoy sahuma hierbabuena, las cortinas color sol de mediodía se posan sobre el teclado pidiendo que abandone esta escritura, me acarician la cara y se van. Ahora suena Manu Guix, “En tres minuts”, la estamos ensayando con mi músico privado, el con su guitarra acústica y yo con mi voz. Mi primera canción en catalán, con acento argentino y alma universal, me encanta, me integra. En la primera reunión en casa de amigos la cantaré para robar una aprobación al público.

Me gusta ser aprobada, es parte de mi inseguridad segura, arriba del escenario siento que con facilidad se puede ser de aquí, de allá, del mundo, sin necesidad de luchar por tierras, y por todos esos motivos por los que se batalla constantemente. Ayer, mientras Xavito mojaba el pan en la salsita de perejil, limón y ajo, surgió este tema, el de las invasiones y los invadidos, tema que ignoro olímpicamente cuando se debate en reuniones de sabios, y que me explayo cuando hablo con mi oyente cercano y pensante, que aunque no coincide conmigo me respeta y alguna que otra vez hace suyas mis palabras.

Ummmmm..... como dicen las señoras Castelloneras, huele que alimenta fillia meva, he ido a ver como va la gastronomía de mi chico, y me caí de culo, así que dejaré de filosofar y colaboraré aposentando los individuales chinos de junco joven rojo, unos cubiertos de plástico del Ikea para no raspar el teflón de la paella, y nos sentaremos a disfrutar, un poco más.

Me ha llamado mi mamá, problemas, tiene una inflamación sacroilíaca y está haciendo reposo por orden del galeno, espero que se cure prontito, un poco de mimos y alguna inyección mágica y otra vez de pié, ella es un roble y no le gusta estar en la cama, además les tengo prohibido que se pongan mal has
ta que vaya en diciembre, no sea cosa que todos mis viajes sean de carácter ambulancia. No es posible.
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domingo, 28 de noviembre de 2010

Nintendo por dos

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Alaaa con las maquinitas!!!!.


Ayer, después de mi intensa y no intensiva jornada laboral, me fuí a mi segundo hogar (tal y como lo dice mi Xavito), El Corte Inglés. Debo recalcar que esta vez no iba con la intención de cargarme de perfumes, gloss y cremas que no usaré. No. Esta vez iba con un objetivo claro, nunca tan claro, juguetes para las abuelas de mis perros. Sendas Nintendos, color nieve, impecables, preparadas para conservar como nuevos los cerebros de "La Olguita" y "La Paqui".


La idea surgió porque el domingo llegó Paquita (la mamá de mi Xavito) a casa con un problema de electrónica altamente complicado: El Sudoku de los chinos que Papá Noel le plantó hace tres años en el árbol, ya no le responde a pilas nuevas, según ella "las flechitas me sen van", así que en reunión conyugal decidimos sorprenderla con una consola y por carácter transitivo, La Olguita (mi mamá) también se hace merecedora del juguete.


Así que me fuí decidida y las compré, logicamente con el brain training incluído, y cuando llegué a casa, en la bolsa, me habían puesto una caja con una Wii play, que yo no había pedido, ni pagado, motivo por el cual llamé raudamente al gran almacén y les dije que no padecieran por la falta en el stock porque el trofeo lo tenía yo. No los ví demasiado entusiasmados, pero me tomaron nota del nombre y teléfono para tenerme controlada.


Las he configurado, las tengo listas para entregar y enseñar ya que el regalo viene con las clases incluídas. A la pregunta "¿Quieres una Nintendo?", en el caso de mi mamá es "Siiiiiiiiiiii", sin saber ni lo que es, jejejej, esa es mi mami; y en el de la Paquita la peluquera, "Noooooo, ¡¡¡¡no maclariré!!!!", y al rato, "valeeeeee, está beee".


En el momento de casi salir del Corte Inglés me encontré con mi amigo Ramón y su niño Tomás en la librería, intentando comprarse el libro "Por qué no soy Cristiano", se vé que se está planteando tomar la comunión o algo por el estilo. En realidad es una gran elección porque es de un gran pensador clásico (Bertrand Rusell). Yo estaba con mi bolsita a tope de libros para que las vacaciones de mi niño sean más amenas: Sobre héroes y tumbas, Ernesto Sábato; Crónica del pájaro que dá la cuerda al mundo, Haruki Murakami; Permiso para vivir, Bryce Echenique; Ronda del Guinardó, Juan Marcé y El general en su laberinto, Gabriel García Marquez, ya tiene para cinco días, es un monstruo literario, engulle páginas y las saborea mientras le pasan las mañanas y las tardes en una terraza que lo cobija y una tumbona que lo columpia.


Esto es parte del revuelto de paella y dulce de leche en el que Xavito y yo nos divertimos día a día y del que consumimos felicidad a granel. Que no pare. Amén.

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Domingo filosófico

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Sentados en la terraza del quinto sin ascensor, disfrutando de un sol radiante, que hace que nos miremos con un ojo, con 7º reales (20º de sensación térmica), filosofamos sobre la actitud positiva mi Xavito y yo mientras Diego y Dany (nuestros hijitos peludos) nos miran con admiración y esperando sus almendras peladas.

Esta mañana, muy temprano, Xavito sacó a los niños a pasear a la playa, como todos los días, y lleva la Canon IXUS 130, pequeñita pero guerrera; saca fotos del mar, hace vídeos y luego los cuelga en su facebook.

Para nosotros cada foto es distinta y a cada una le sacamos punta como en un lápiz infinito, siempre le encontramos algo nuevo y bonito que el mar nos puede dar.

La de hoy es una foto que sacó con flash y en ella descubrimos que el aire está cargado de gotas de agua de mar y en esa toma captó su intensidad. Así llegamos a nuestra filosofía dominguera. Pensamos que diría una persona negativa de esa foto:
- Ay! cuánta humedad... ¿No hace mucho frío en la playa?- Así se expresa un triste.

Y la positiva, la de niño con ilusión, que se sorprende de que haya cosas escondidas y se divierte descubriendo.

Esta foto nos aportó un desayuno de dos horas y media, sentados mirando el mar y felices con el sol marcándonos arruguitas de felicidad y los ojos de orientales.


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sábado, 27 de noviembre de 2010

Colores

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Desde la terraza de mi casa veo el mar cambiando el color. De negro carbón, a gris plata. Viajando desde la oscura madrugada, observas cómo se pinta de azules pálidos este lienzo, buscando el día, hasta que un fuego intenso añade a esta paleta divina, rosados y magentas. Son apenas unos instantes, un impás, una espera sosegada. Los cálidos se tornan fríos turquesas al apagarse, y viran apastelados jugando entre azules, como un viejo cuadro de Monet. Acaba de sonar el despertador fiel que anuncia las mañanas de laburo. Pero el guirigay que tenemos formado en los jardines se anticipa al gallito digital. Enciendo la jornada con energía, escuchando una coral polifónica de mirlos, vencejos, y gorriones. Puede ser que el mundo esté preparando esta función en exclusiva. Es el estreno de una nueva película.

Recostada en el sofá cama del salón de mi casa en Benicassim veo la luz.
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viernes, 26 de noviembre de 2010

Bocadillo de ternura

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Xavito en la cocina, haciendo combinaciones de dulce de membrillo con lechuga, me encanta verlo, un vendaval de aromas mezclados.Adoro sus movimientos, diseña su bocadillo con arte, me susurra que me quiere y sigue su camino.

No sabe lo que hago, no sabe que mi mente le reverencia cada uno de sus pasos.Me gusta su ropa arrugada y su bolsito con libros y cds.Admiro su desparpajo y su mente roja, adoro su corazón de sentimientos pop con mariposas.Lo amo.
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Y ahora Community Manager

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He transitado por el mundo de los escenarios de la canción, de la administración, las sillas de rueda, las camillas, el fondant de nubes, los aceites esenciales y los ungüentos antidolores, pero toda mi vida, mientras tanto, giraba en torno a un ordenador. El que me dice la hora, el que me lleva de compras al súper, a la zapatería y hasta a la lencería; me controla mis cuentas en el banco, me comunica con mi familia en Argentina y me indica qué camino es el más adecuado para llegar a destino.

Mientras caminaba por mi destino cantando, masajeando y haciendo cupcakes, me comunicaba con mis amigos mediante el 1.0, pero a medida que pasaba el tiempo me dí cuenta que aprendí más de ellos por el 2.0, por lo que publican, de quienes se hacen fans, su forma de mostrar las fotos, y percibí que allí era donde debía estar.

¿Qué hice?. Un Master de Community Manager en el que aprendí muchas cosas, pero en el que me dí cuenta que para llegar a la gente lo único que hace falta es empatía y sentido común. Pueden haber millones de estrategias de Marketing, colores bonitos y letras atrayentes, pero esas dos características son las que te convierten en diferente.

Hoy leí un artículo sobre cómo contratar a un "Súper CM", era bueno, pero en ningún momento hablan de la empatía y el sentido común. Sin ellas, no se puede ser SÚPER en ningún ámbito.

Humildemente.
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Mi lista de blogs

Bienvenidos a mi caja con ventanas

Bienvenidos a mi caja con ventanas abiertas para que puedan pasar todos los rayitos de sol que quieran curiosear mi paso por aquí. Cada quien es el arquitecto de su propio destino.

Mis cosas queridas

Mis cosas queridas
compañero inseparable

El mate en la terraza

El mate en la terraza
mis cosas queridas

Cosas favoritas

  • Hacer fotos cuádruples con mis amigos y el Photo Booth
  • Mi vida 2.0
  • retocar mis fotos con el editor del IPhoto
  • dormir abrazada a mi amor con la tele encendida
  • una copa de vino con un trozo de queso
  • pasear debajo de la lluvia
  • tocar las hojas de albahaca y olerme los dedos.
  • unas patatas fritas y una clara de limón en el Nou Café (Benicàssim)
  • comer ensalada de pasta
  • Ver pelis en el IMac
  • escuchar música del Spotify
  • respirar la brisa cargada de sal
  • escuchar el sonido del agua del mar
  • tomar sol en la playa
  • ver como crecen mis tomates en la terraza
  • un mate mirando el mar
  • El libro la elegancia del erizo

Unkoko music

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